Por Facundo Llano Fotografias por Holy Smoke
Textures cumplió una deuda de décadas con su público local.
Es extraña la disparidad a veces entre el público argentino en comparación al chileno o brasilero. El regreso de Textures a la actividad luego de seis años de pausa, y una primera visita a la región, solo puede reunir un centenar de personas en el Centro Cultural Bula en Buenos Aires, mientras en los países vecinos su público se cuenta de a miles. Estamos hablando de una de las bandas emblemas de la escena Djent o de Metal Progresivo, con una discografía más que destacada, en un género que tiene muchos adeptos en el país.

Por fortuna, este panorama no afecta la performance del grupo. Hay músicos que suelen decir que tocan igual para diez personas o para diez mil, cuando sabemos que no es verdad. No podemos decir eso de Textures. Si bien no hay diez personas hoy, las doscientas presentes son pocas en comparación a las cinco mil que los esperarían en Chile, pero la banda entrega un show con la misma actitud, con los músicos saltando por el escenario como si se tratara del escenario principal de algún festival.

Con un sonido contundente, la banda realiza un recorrido por su discografía, pero haciendo hincapié en el disco “Silhouettes” de 2008 con canciones como “Awake” o “One Eye For a Thousand”. Claro que este marco es el ideal para los fans, que también parecen aumentar su respuesta a medida que pasa cada canción, cosa que alimenta a la banda, que parecen estar disfrutando tanto como su grupo. Generalmente en este tipo de bandas, no es usual ver los músicos con una actitud más estática, más concentrados en la musicalidad del momento. No es el caso de Textures, que se entrega más a la emoción del momento, pero sin descuidar la parte musical. Porque el grupo realmente suena de forma impactante, donde ninguno realmente se destaca, sino que entre todos hacen un combo que es imbatible, donde el cantante Daniël de Jongh tiene un papel central, desempañando un gran papel vocal y siendo el maestro de ceremonias de la noche, incentivando a la gente y hasta logrando un Wall of death entre el público. También resulta fresco ver un vocalista tan versátil, que pasa de la melodía y las voces limpias a la brutalidad del death metal, con tanta facilidad y naturalidad.

El marco intimo también permite la apreciación de la calidad musical de grupo, sobre todo del baterista Stef Broks, un referente del estilo, que parece nunca mermar la energía siendo el motor del grupo. Pero bien podríamos dedicar un momento del show a cada integrante, espiando los secretos de su ejecución.
El final llega con “Lament of an Icarus”, quizás el clásico más importante del grupo que representa el climax del show. Cuando un grupo se hace esperar tanto tiempo, las expectativas se hacen muy grandes, por lo que muchas veces resulta estar a la altura de eso. Pero Textures no solo las cumple, sino que las supera. Quizás no fueron miles, pero las doscientas presentes en Bula, sin duda se fueron con uno de los conciertos de su vida.

Agradecemos a Noiseground por la acreditación al show.
Facundo Llano
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Holy Smoke
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